No lugar

2014 - 2015

En los últimos 50 años nuestras ciudades y metrópolis se han expandido sin medida y con poca planeación, aunado a esto, la planeación existente es arbitrariamente, desplazada, sobornada o simplemente omitida, casi siempre quedando impune.

La expansión de los asentamientos urbanos sin reguladores bien definidos traen consigo un sin número de problemáticas, no sólo en el aspecto urbano, también en las cuestiones sociales, culturales, económicas y de seguridad. Cuando un tejido metropolitano comienza a extenderse quedan “espacios” dentro de la mancha urbana que se vuelven territorio de nadie, víctimas de la especulación de los terratenientes, estos latifundios quedan como “No Espacios” que disgregan la ciudad y atentan contra la seguridad de quienes por el sitio transitan, pues hay que ser temerario por cruzar a pie a las 22:00 hrs., por áreas de más de quinientos metros de espacio despoblado con la zozobra de ser víctima de la delincuencia…

La seguridad no es el único tópico en el que hay que poner cuidado. A la ciudad le cuesta muy caro la expansión: el dotar de servicios de infraestructura a los polos más lejanos de la urbe es considerablemente más costoso que aumentar la densificación de la misma habitando, poblando, utilizando estos grandes espacios residuales. Tan sólo la ciudad de León, Guanajuato, tiene espacio dentro de su consolidación urbana para aumentar su población en un 60% por los próximos 30 años sin expandir un solo metro cuadrado más. Esto sería, además, un aliciente al campo puesto que nuestras reservas agrícolas están amenazadas por este crecimiento desmedido, y a las Áreas Naturales Protegidas y/o por proteger, que son víctimas de la vorágine urbana.

Las imágenes que presento manifiestan algunas caries urbanas de la zona metropolitana de León (espacios de nadie), que son el día a día de los centros y subcentros municipales, la expansión desmedida ocasiona que tengamos áreas habitacionales, industriales, comerciales y de servicios con enormes espacios residuales, lotes baldíos subutilizados que son parte ya del paisaje urbano actual.

Son también una invitación a la reflexión sobre las posibilidades de planeación que estos “sitios de ausencia” pueden generar: parques, plazas, unidades habitacionales en vertical y otro tipo de servicios requeridos en los antiguos y no tan viejos centros y subcentros urbanos.

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